Gran koré griega de terracota, Período Arcaico, 500 a.C.

Esta pieza sigue el modelo de las estatuas, como el korai de mármol contemporáneo de la Acrópolis. El resultado es un agradable exvoto que habría adornado el altar de un templo como dedicación a una diosa, simbolizando el servicio y el culto eternos. La cabeza se asienta sobre unos hombros fuertes y redondeados que fluyen con gracia hasta el tronco del cuerpo. Las cualidades tridimensionales del molde se transmiten a través de las masas sólidas y redondeadas del cuerpo y la cabeza. La figura está erguida y lleva un chitón fluido con un himation, o manto, más corto, encima. Los pliegues de la falda fruncida y el drapeado del himation crean el efecto de diagonales paralelas que, junto con la postura asimétrica, ayudan a combatir el carácter estricto y estático de la rígida pose frontal. Bajo el drapeado, se sugieren sutilmente las curvas de los senos y las piernas.