Figura de un caballo en terracota policromada, China, Dinastía Tang, 618-906 d.C.
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Descripción
Figura de un caballo, realizada en terracota policromada, seguramente con los habituales engobes de la época (aplicados en frío). Debido a sus características estéticas y al tipo de figura que es posiblemente, haya formado parte de un ajuar funerario de algún miembro destacado de época de la Dinastía Tang. La pieza ha sido captada por el escultor con gran naturalismo que se aprecia especialmente en el detalle el rostro y en la posición del animal, con piernas abiertas. Una característica que aporta movimiento y actitud activa a la figura.
Además de figuras humanas, las estatuillas de terracota encontradas en los enterramientos también podían adoptar la forma de animales considerados esenciales incluso en la otra vida, como los caballos. Los caballos se consideraban de vital importancia en la cultura de la antigua China por su utilidad tanto en la guerra como en la vida cotidiana; por ello, aparecen con frecuencia en forma de terracota, en los enterramientos chinos de todos los siglos, con la esperanza de que también pudieran pasar a la otra vida.
El caballo de Fergana fue una de las primeras importaciones importantes de China, originarias de una zona de Asia Central. Estos caballos, representados en las figuras de barro de las tumbas de la dinastía Tang, “también se conocen como el “caballo celestial” en China o el caballo Niseano en Occidente.
Las estatuas y pinturas chinas indican que estos caballos tenían patas proporcionalmente cortas, crestas poderosas y barriles redondos. Las patas delanteras de las representaciones chinas son muy rectas, parecidas al caballo Guoxia de la China actual.