Ushebti egipcio para Tius de fayenza, Baja Época, Din. XXVII-XXX, 525-341 a.C.
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Descripción
Esta figura ushebti es representado como obrero, puesto que empuña dos azadas para trabajar en los campos de Osiris del Más Allá. Va tocado con la peluca tripartita que desciende entre los hombros, luce un barba osiríaca rizada, terminada en una cerrada curva hacia delante. De su mortaja momiforme que cubre todo el cuerpo, únicamente sobresalen las manos que, cruzadas sobre el pecho, sostienen las herramientas agrícolas ya mencionadas.
Sobre el cuerpo tiene nueve registros de escritura jeroglífica en horizontal, que se entregan a una columna dorsal sin inscripción. Y toda la figura se sustenta sobre un pequeño zócalo que la eleva.
Traducción del texto: “Que sea iluminado el Osiris de Tius, justificado. Nacido de Tayderek, justificada. Él dice: ¡Oh! Estos ushebtis. Si soy requerido. El Osiris de Tius, para hacer todos los trabajos que hay que hacer en el Más Allá, ¡Aquí estoy! Tú dirás, para derribar los obstáculos, para cultivar los campos, para regar las tierras ribereñas y para transportar la arena de oeste a este y viceversa. ¡Aquí estoy! Diréis vosotros.”
Los ushebtis se modelaban partiendo de un original bivalvo. Luego se eliminaba la rebaba de la junta, y cuando la pasta estaba todavía húmeda se retocaban los detalles de la imagen y se distribuían los registros sobre los que se gravaban los signos de la escritura. Esto hace que cada ushebti sea único, aun usando un mismo molde.
Los ushebtis, un término egipcio que significa “los que responden”, eran unas figuras que representaban al propio difunto; aparecieron en el Imperio Medio y se popularizó su uso durante el Imperio Nuevo, formaban parte del ajuar funerario. Sobre su cuerpo se colocaba el capítulo VI del Libro de los Muertos, referente a estas figuras, o una versión muy simple con el nombre y títulos del difunto. Su uso permitía al propietario disfrutar en el Mas Allá y el ushebti actuaba a modo de obrero, substituyendo a su dueño en el trabajo de los campos Aaru, el paraíso egipcio, ya que los egipcios pensaban que los espíritus de estas figuran trabajarían para ellos en la otra vida y obtener así su sustento. Los ushebtis colocados en el ajuar eran 365 figurillas, una para cada día del año. Además podían añadirse 36 capataces, que comandaban cada una de las cuadrillas compuestas por 10 trabajadores, para evitar así posibles revueltas. Estas figuras podían estar dispuestos en una caja de madera destinada a ese fin, o en muchos casos colocados de forma grupal en un lugar cercano al sarcófago. En Época Tardía estas figurillas fueron elaboradas masivamente, incrementándose su número y uso en las tumbas de dicho periodo.