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Mitología en la antigua Mesopotamia

Desde siempre la cultura mesopotámica ha estado rodeada de un halo de misterio y enigma. Pese a ser considerada como la cuna de todas las civilizaciones, poco conocemos de sus creencias, de su religión o de su mitología. ¿Quiénes y cómo eran sus dioses? ¿Cómo era su simbología o cómo rendían culto a estas deidades en la tierra entre dos ríos?

En primer lugar, debemos señalar que las fuerzas elementales de la naturaleza, tanto las benefactoras como las destructoras, fueron personificadas y elevadas a la categoría de dioses. De hecho, los sumerios conocían en el tercer milenio cientos de dioses. A la cabeza de este sistema se hallaba Anum, que era el fundador de la dinastía divina y el padre de los dioses. Junto a él, Enlil, el dios del viento, y Enki (llamado Ea, en acadio), el dios de las aguas dulces subterráneas, constituían la tríada de los dioses supremos. El grupo de los siete grandes dioses de Mesopotamia se completaba con Shamash, el dios sol; Sin, el dios luna (del que hablaremos más adelante); Ishtar, la diosa del amor y de la guerra, y Ninhursag, la diosa madre.

Respecto a la relación de los habitantes de Mesopotamia con sus dioses, hay que decir que adoptaban una actitud de sumisión, respeto e incluso de temor, ya que, sabedores del poder de estas deidades, se humillaban y temblaban ante ellos. Por esta razón, nunca se esperaba cercanía de las divinidades, sino más bien lo contrario, los hombres, incluidos los gobernantes y reyes, no amaban a los dioses, sino que los temían.

Como hemos dicho antes, los dioses en Mesopotamia: tenían un poder ilimitado y despertaban un enorme temor entre los hombres, que habían sido creados únicamente para servirles. Un rasgo generalizado entre los dioses de Mesopotamia es el de su antropomorfización, es decir, tenían la apariencia, las cualidades y los defectos de los hombres, pero con una importante diferencia, gozaban de la inmortalidad.

Sin, dios de la luna

En este post nos vamos a centrar en la figura del dios de la luna. Dentro de la mitología mesopotámica, Nanna (en acadio Sin o Suen), fue una de las deidades más conocidas de Mesopotamia, por lo que tiene un lugar destacado en las mitologías acadia, sumeria y babilónica.  Sin o Nannar era el hijo de Enlil, dios del viento y del cielo y su esposa Ninlil, diosa del aire. Con su esposa Ningal, diosa de las cañas, procreó a Utu (en acadio Shamash), el dios del sol, a quien se le atribuía la función, notablemente social, de dios de la justicia, que derivaba de su primitiva función astral de dios del sol.

Esta poderosa deidad lunar fue conocida como el protector de los pastores, el dios vigilante de la noche y el dios de la sabiduría. Era el encargado de mantener el orden del ciclo lunar y los procesos ligados a este como el paso de los meses, las mareas y el ciclo menstrual. En esta deidad están basadas las primeras expresiones del estudio de la astronomía.

Trono-dios-Sin-luna-mesopotamia

Sin y su esposa fueron considerados los dioses protectores de la ciudad de Ur, lugar donde se encontraba su templo principal, llamado E-kishnugal. Sin suele ser representado con la figura de un anciano con barba de lapislázuli que montaba un toro alado y lucía cuernos en su cabeza. Sus símbolos son el toro, la luna creciente o la creciente lunar y su número era el 30 (número aproximado de días en un mes lunar ideal). Cabe destacar también el papel adivinatorio de Sin, que estaba relacionado con la capacidad del dios de la luna para iluminar la oscuridad. Tanto al dios de la luna como al dios del sol se les asocia con la emisión de leyes y veredictos, la determinación de destinos y los anuncios de presagios

Si bien el dios de la luna se atestigua comúnmente en la literatura y los textos de Mesopotamia, no se refleja tan comúnmente en la iconografía visual. Con mucho, las imágenes más comunes de esta deidad aparecen en sellos cilíndricos. Uno de estos raros ejemplos de objetos para venerar a Sin lo encontramos en un modelo de trono de terracota decorado con algunos de los elementos que caracterizan al dios lunar y perteneciente al periodo paleo-babilonense (2000 a.C).

Sobre el asiento, podemos apreciar tres escalones que conducen a una puerta cerrada decorada con bandas y estrellas. Está rodeada por dos héroes barbudos, con el pelo formando cuatro rizos, que sostienen largas varas terminadas en anillos laterales.  En la escena, vemos además que sobre la puerta aparecen dos toros bajo tres medias lunas y una estrella. Los tres escalones que conducen a la puerta parecen indicar que se trata de la entrada a un templo. Los dos héroes que sostienen los postes se encuentran en glípticos de finales del III milenio a.C. El hecho de que aparezcan tres lunas crecientes y toros apuntan a que este objeto ceremonial se asocie al dios lunar Sin.

Uno de los símbolos que aparecen en esta silla ceremonial son los toros. Desde los tiempos más remotos, el toro fue lunar en Mesopotamia, representando sus cuernos la luna creciente. Los toros y leones androcéfalos alados, representaciones monumentales de genios guardianes de palacios y ciudades, se convirtieron en símbolo del prestigio y poderío neo-asirio.

Trono de terracota dedicado al dios Sin

El otro elemento presente en este trono de terracota es el templo, uno de los polos de poder en Mesopotamia junto con los palacios. El templo era la casa del dios y contaba con tres elementos que indispensables en todo edificio consagrado al culto: el emplazamiento del trono del dios, el lugar de presentación de las ofrendas, y, por último, la zona donde se preparaban los alimentos o se realizaba el sacrificio de animales.

Hay dos ejemplos de modelos similares de estas sillas ceremoniales en el British Museum aunque en estos casos, su estado de conservación es mucho peor, puesto que les faltan grandes trozos. Según estudios del British estos objetos pertenecen a Diqdiqqah, un barrio de la ciudad de Ur, donde se encontraron numerosos yacimientos con esculturas de terracotas votivas, amuletos y recreaciones en terracota de diferentes tipologías de mobiliario entre ellas, tronos y camas.

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