Urna cineraria romana de mármol, Siglo I d.C.
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Descripción
La urna cineraria se define como el recipiente funerario en el que se recogen las cenizas del difunto tras la incineración. También es el documento arqueológico más común en las necrópolis de cremación datadas entre el siglo I a.C. y el siglo II d.C.
Las urnas podían estar hechas de diferentes formas y con distintos materiales, como vidrio, metal, piedra, etc., y podían reflejar o no iconografía. Su forma, diseño y decoración estaban determinados por los gustos personales del comprador y su poder adquisitivo, lo que explica que pueda haber tanta variedad en ellas.
Las águilas representadas en la esquina superior del monumento, especialmente frecuentes a partir del periodo flaviano, pueden interpretarse como guardianes de la tumba. El águila se considera el ave del sol, además de ser el animal emblemático de Júpiter. Su representación era muy popular en la decoración de monumentos funerarios, donde se utilizaba, sobre todo, como elemento secundario. Cuando las águilas aparecen en los altares funerarios, se interpretan como símbolo de la apoteosis del difunto. El águila era también emblema de las legiones y representación alegórica del poder romano.
La muerte fue sin duda una experiencia común para todos los romanos, y su existencia les impulsó a honrar y conmemorar a sus muertos, ya que para ellos era la forma más adecuada de asegurarse la inmortalidad. Esta fue la razón por la que decidieron erigir diversos monumentos en los que presentaban y expresaban sus sentimientos ante este acontecimiento. La urna cineraria es uno de los monumentos funerarios construidos para conmemorar al difunto.
El siglo I d.C. pertenece al periodo conocido como la Roma Altoimperial, es decir, la época de esplendor del Imperio Romano. Fue una época floreciente gracias a la llegada al poder de Augusto, que promovió poderosos cambios en el Imperio que repercutieron en el arte romano.