Figura femenina elamita de bronce asociada con la fertilidad, 2000 a.C.

De rasgos faciales estilizados y nariz puntiaguda, de cuerpo alargado y delgado, de pie sobre un pedestal corto de espiga, con los brazos levantados a los costados, luciendo un tocado de visera.

El antiguo Elam estaba emplazado en el territorio que hoy corresponde con Irán, configurándose como el eslabón de enlace entre los antiguos pueblos de Irán y el centro de Asia. Respecto al origen y la raza de los elamitas, se asume que sería similar a la de las culturas desarrollas en la meseta de Irán, aunque el único hecho certero es que serían de raza negra. El reino de Elam surge en el III milenio a.C. y se configura como una importante potencia comercial durante el II milenio a.C., mediante la venta de productos como madera, vestidos, plantas aromáticas, plata o esclavos.

Tampoco se tiene mucho conocimiento sobre su inclinación religiosa, aunque se tiene constancia del nombre de ciertos dioses y de que los elamitas levantaron templos en honor a ellos, decorándolos con esculturas representativas. Como centro artístico destacó Susa, donde se practicaba esencialmente el arte del cobre mediante la técnica de la cera perdida. Destacaron por la realización de hachas de cobre, figuritas de fundación en bronce fundido y sellos grabados con escenas de fantasía.